viernes, 18 de febrero de 2011

MIEDO

Con dedos diminutos repicando en el zinc
el temporal inicia la faena.
By liberathor
Arrecia el vendaval.
De cuando en cuando,
una ráfaga conmueve el descampado.
Como un animal, encogido,
ocupo un rincón en el lóbrego cubil.
Estoy solo.
Los fantasmas me invaden,
hieren mi mente fantásticas miradas.
Ahora la tormenta aturde,
suena como legiones que se acercan.
Trémula en el oscuro recinto
la mísera flama dibuja sombras inquietantes
mientras la noche devora
las últimas hilachas de pabilo.
Con póstumo estertor muere la luz,
falta espacio entre la piel y lo incógnito.
Cegadas las pupilas porfían la negrura,
un relámpago hiere la noche,
te presiento lejana.
MARIO A. ALONSO

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