lunes, 2 de septiembre de 2013

“El verdadero oro es la Cordillera tal como está, de eso ¿no se dan cuenta?”

“El verdadero oro es la Cordillera tal como está, de eso ¿no se dan cuenta?”


Versión y extracto libre del libro Perú: Crónica de un engaño - Los intentos de enajenación del territorio fronterizo awajun en la cordillera del cóndor a favor de la minería.

Encargados por Pizarro, los conquistadores entraron en Bracamoros en 1536 y de allí, resultó entonces la fundación efímera de Jerez de la Frontera en las inmediaciones del Pongo de Rentema, en la confluencia del río Marañón y el Chinchipe luego refundada en 1543 como Nueva Jerez de la Frontera., territorio ocupado por la etnia Jibaro.
Las crónicas cuentan que de antaño, todo el esfuerzo Inca fue vano en el propósito de conquistar definitivamente la región ocupada por éstos pueblos.
El imperio Inca nunca llegó a tener control del actual territorio Awajún, aunque sí
integró administrativamente, por medios militares y de alianzas políticas, a algunos
segmentos Palta y Guayacundo del conjunto Jívaro andino.
Aún hoy en día los pueblos Jívaro, entre ellos los Awajún y Wampis, ostentan
una reputación de pueblos guerreros que se afirman en su firme decisión de defender
sus territorios.
El fulgor de los depósitos de oro llenaban los sueños de Pizarro y sus huestes.
También fue ese resplandor el que impidió que vieran el verde de las selvas, la grandeza de las montañas y el poder de los ríos impetuosos.
También iban ciegos a esas culturas milenarias que de ningún modo cedieron la porción de planeta que el Dios les había dado en custodia.
Resultaba asi, que allí donde los españoles hacían “descubrimientos” y fundaban ciudades la población indígena quedaba sujeta a las encomiendas y el encomendero, quien recibía el derecho de cobrar los tributos a los que estaban obligados los indígenas desde los 14 años, como vasallos “libres” del rey español.
Relata entonces el jesuita Velasco, que en 1599 ocurrió un levantamiento general de Jívaros, aliados con el solo fin de expulsar a los españoles.
El éxito fue tal que varias ciudades ocupadas quedaron aisladas en las comunicaciones.
También cuenta que en respuesta a la ambición desmedida por el oro, los alzados vertieron oro fundido líquido en la boca de un encomendero de Pizarro.
Fue recién cerca de 1970 que fueron redescubiertos en la zona de Nambija (Ecuador), en el flanco más occidental de la Cordillera, una veta de oro de muy buena ley en sitios antiguos de laboreo Inca, y hacia allí volvió el blanco con la misma ceguera de antaño; y muchos volvieron a beber el oro líquido.
El resto pueden estudiarlo quienes quieran profundizar la cuestión, pero todo esto viene a cuento, porque seria un buen remedio para quienes hoy, cegados por el poder del dinero y el “progreso” no dudan en destruir los territorios ancestrales, reprimiendo, hiriendo y matando a nuestros hermanos y hermanas Mapuches de Neuquén.

Para quienes con tanta sed añoran el petróleo de Vaca Muerta, bien les sentaría un buen trago de petróleo crudo, para probar que beber petróleo, como también oro líquido solo conduce a la muerte.