martes, 4 de junio de 2013

RETIRADA PROHIBICIONISTA Y REGULACIÓN POR VENIR

RETIRADA PROHIBICIONISTA Y REGULACIÓN POR VENIR
SEBASTIAN BASALO (Director de la revista THC)


La prohibición atraviesa su crisis final y el mundo encara la senda de una transición negociada.
Dejar de criminalizar a quienes consumen drogas y, en el caso de la marihuana, a los que la cultivan para su propio uso, ya no se discute. Hoy, el desafío político pasa por dilucidar qué tipo de regulación reemplazará la anarquía prohibicionista y cómo se implementará formalmente en un contexto legal global que deberá ser reformado.
Semanas atrás, la Organización de Estados Americanos (OEA) admitió por primera vez el fracaso rotundo de las políticas represivas que tan sólo en México produjeron más de 60 mil muertes en los últimos 6 años, a la vez que recomienda dejar de criminalizar a los usuarios de drogas y permitir el autocultivo de cannabis.
Días después, el director de la Política Nacional de Control de Drogas de la Casa Blanca, Gil Kerlikowske, hizo su aporte: “No podemos circunscribir la lucha contra las drogas a una Guerra.
Nada bueno puede salir cuando lo único que podemos hacer con un joven al que se le encuentra marihuana es procesarlo por un cargo de posesión”.
Luego de la experiencia positiva de los Coffee Shops en Holanda y los dispensarios de marihuana medicinal en una veintena de estados norteamericanos, la reciente legalización del cannabis en Colorado y Washington, la legalización del cultivo y comercio de coca en Bolivia, el reciente anuncio de la regulación del acceso a la marihuana por parte del gobierno uruguayo, la realidad exige alternativas reales.
La retirada prohibicionista tendrá una lógica etapista. De momento, la legalización es inaceptable para el gobierno federal de los Estados Unidos.
En tanto, la OEA califica de “drásticas” las soluciones propuestas por los estados que han decidido afrontar un proceso de regulación (sea para usos medicinales, recreativos o ambos), pero admite la legalización como un “escenario posible” a futuro. Allí resaltan una experiencia que con más de una década de historia en España, demostró ser una alternativa exitosa: la regulación comunitaria del cannabis mediante el cultivo colectivo sin comercio que, para la OEA , se adecúa mejor a los convenios internacionales ya que sólo supone cambios en la legislación nacional. Los denominados Clubes de Cultivo son grupos cerrados usuarios de cannabis mayores de edad que se juntan para cultivar sólo las plantas necesarias para satisfacer su propio consumo, bajo estricto control estatal y, en ocasiones, generando puestos de trabajo. La marihuana cosechada se distribuye exclusivamente entre los asociados, lo que evita la búsqueda de maximización de ganancias propia de un negocio capitalista y que deriva en adulteraciones que atentan contra la salud de los usuarios, como ocurre hoy con el tabaco y el alcohol, ni permite el crecimiento de emporios económicos en torno a la venta legal de drogas, como ocurre con las farmacéuticas.

Por este camino España disminuyó la cantidad de usuarios de cannabis y los daños a su salud y, sobre todo, redujo notablemente los índices de narcotráfico.