martes, 31 de mayo de 2016

De los pueblos originarios

De los pueblos originarios


De los pueblos originarios 

Cuando el mundo aún era nuevo, las ancianas y los ancianos hablaban sus lenguas con florida condición.
Todo@s los que se arrimaban escuchaban deslumbrados sus relatos.
Contaban, por la noche generalmente, como se había nacido el mundo, de donde veníamos los que ahora éramos, como el león mataba con la mirada y el cuidado de caminar a orilla de los lagos, donde habitaba  trülke wekufe, el cuero.
La afinación y la cadencia del relato encantaban al oyente, que durante larguísimas horas guardaban en sus memorias esas narraciones que nunca serían escritas.

Aquellos narradores, aquellas cronistas, fueron las primeras víctimas de la “conquista”. 
Considerada impura su lengua y sus modos, eran condenad@s a que les fuera extirpada la lengua. 
Dice por ahí el queridísimo Eduardo Galeano, que a esa aberración la llamaron “extirpación de la idolatría”. 

Luisa Antinao tiene 12 años, nació en una comunidad en la zona de Cholchol, Región de La Araucanía y solo habla mapudungun.
Trae en su genética la rítmica y el tono de sus ancestros.
Me mira y dice:
- Cada vez que hablo mapudungun a mí me hacen pasar adelante y me dejan parada mirando al pizarrón… Me dicen que para qué hablar mapuche, que lo deje, que no me va a servir para nada en la vida… 
Con inmensos ojos negros, con inocentemente mirada, ella pregunta
-  Eso también es represión, ¿o no?