sábado, 21 de marzo de 2015

Ahora

AHORA

Mario A. Alonso

He descubierto la vida, al niño que me acompaña cuando me encuentro perdido.
Está siempre a mi lado, soy yo mismo cuando chico.
Lo sé ahora, en este momento en que ese crío a mi lado me empuja a escribir sin soltarse de mi mano, y ahí voy, con las discordancias de aquel que fui, que sigo siendo.
El viento agita suavemente un mándala y las piedras que cuelgan de él golpean una botella; siento el viento en el sonido y en el frío las voces de la montaña.
Se que estoy vivo porque las hojas del olmo que plantó mi viejo suenan como campanas, y el niño aquel sonríe, porque en el retumbo arrastra el viejo trepidar de los eucaliptos y los plátanos bonaerenses, comprendo entonces que estoy existiendo.
Desenredar el actual ovillo de sensaciones y vivencias no es sencillo.
Intuyo que voy hallando la punta de esa madeja.