ODA DE LA
MELANCOLÍA
Mario A. Alonso
Una feroz dentellada en el vientre advierte el frío
que llegará por oriente a importunar a los amantes imperfectos, entonces,
irremediablemente, ellos bucearán en la profundidad de una pupila hasta
ahogarse en esas lágrimas, o en las propias.
Cayendo la tarde encenderá el cielo su policroma fiesta que ayuda a los sobrevivientes en el trágico intento de escoltar el viaje de aquellos desdichados.
Algunos emprenderán satisfechos el vuelo eterno,
otros brindarán por esos abandonos.
Con la aurora descansará mi cuerpo al borde del marco
de alguna de las ventanas, extraviada la mirada en el horizonte mustio.
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