martes, 24 de enero de 2012

EN SUEÑOS

EN SUEÑOS
Mario A. Alonso

Cada noche cerraba los ojos y así acortaba todas las distancias.
Llegaba hasta su casa, la de ella, y como un aliento se escurría por la ventana del cuarto sin que nadie lo advirtiera.
Ella soñaba que él llegaba y en sueños sonreía.
El deslizaba su cuerpo impalpable entre los pliegues de las telas hasta sentir la misma calidez de aquella piel que antes conociera.
A salvo del mundo tangible resbalaba en los toboganes de cada curva del cuerpo deseado.
La abrazaba discretamente y así, enredado en aquel cuerpo, como cada noche dormía mezclado en los perfumes de la piel morena.
Cuando desde el este los primeros rayos de sol corrían el perforado manto de la noche, antes de que la luz violara aquel espacio, despertaba, y su imagen, la de ella, volvía a llenarle el alma.

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