lunes, 21 de febrero de 2011

QUE ME RECUERDES

A cambio te pido que me recuerdes.
Una humilde figura desgarbada,
sin caballos ni títulos de nobleza,
mucho menos de color azul,
que es el color de la tristeza.
Basta con que recuerdes mis ojos
en el instante en que te veas en cualquier otra mirada,
o rememores mi boca en algún beso de otra boca,
o que adivines mi cuerpo recostado en el filo de una nube gorda,
de esas que casi tocan el agua de algún río marrón.
MARIO A. ALONSO

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