jueves, 24 de febrero de 2011

Quimey Neuquén

Neuquén, extraordinaria y hermosa.
Neuquén de ríos caudalosos, vientos helados, cóndores y cordilleras nevadas.
Tierra del bravo Mapuce, heredero del florido lenguaje que puesto en la boca de funcionarios y políticos despreciables es usado para marginarlos, para empobrecerlos, para matarlos, para robar sus niños y niñas y venderlos al extranjero.
Neuquén poblada de humillados, de abatidos.
De gente que se ahoga con el polvo que levantan las caravanas de coches lujosos que a cada rato surcan el territorio en la búsqueda de un paraíso donde gastar lo que robaron, lo que es de todos.
Espacio axial del universo, en que los rufianes saltan de la pobreza a la extrema riqueza sin dar explicaciones porque nadie se las pide.
De gente como vos, como yo; de indígenas, de campesinos, de maestros, de obreros.
Provincia de inmensas riquezas.
Territorio flotante en éste mar de petróleo, donde 150 pozos por habitante no alcanzan para dar trabajo, o para llenarle la boca de comida a los hambrientos y de dientes a los desdentados.
Lugar de escuelas a medio construir.
Prodigiosa provincia en que los alcahuetes caminan por el lomo del pueblo que cada vez se hunde más en la pobreza.
Pedacito de tierra en que los gobernantes utilizan policías para asesinar trabajadores.
Aquí estoy Neuquén, aquí me quedo, porque me hastían tus miserias y pretendo remediarlas, a pesar de los rufianes, de los idiotas útiles y de los perversos.
Neuquén, aquí me quedo a gritar mi libertad que no tiene precio ni banderas.
Quimey Neuquén
Neuquén
Quimey Neuquén
MARIO A. ALONSO

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