MAURICE, LA BICICLETA , EL ARBOL Y LA MUERTE.
MARIO
A. ALONSO
Dio
algunas vueltas abrigándose con el ropaje de la cama caliente e imaginó el frío
en la campiña, al rato, tiritando, Maurice caminó el corto trecho que separaba
su cama del baño. Se vio en el espejo y sonrió, mofándose de su propia facha.
El
agua fría hirió con miles de agujas el rostro encendido. Humedeció el cabello
y se peinó con esmero.
Tomó
su abrigo y se lo calzó haciendo un movimiento con los hombros hasta que lo
sintió cómodo.
Fue
hasta el cuarto, abrió el viejo armario y tomó el fusil y las municiones.
Cuando
abrió la puerta la mañana alpina lo recibió con toda la crudeza de noviembre.
Desde lejos le llegaba el sonido de la metralla y las bombas.
Alzó
el cuello del sacón, cogió su bicicleta y anduvo el serpentino camino del
bosque que lo llevaba al frente de batalla.
A
pocos metros de las trincheras el olor a pólvora y carne quemada le llegaron al
paladar. No pudo evitar una mueca de asco, apoyó su bicicleta en el tronco de
un árbol joven y marchó a la batalla.
Esa mañana de 1914 la guerra devoró la vida de Maurice. Con el
tiempo el árbol devoró la bicicleta.
que lindo :3
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