jueves, 19 de abril de 2012

MAURICE, LA BICICLETA, EL ARBOL Y LA MUERTE


MAURICE, LA BICICLETA, EL ARBOL Y LA MUERTE.
MARIO A. ALONSO

Dio algunas vueltas abrigándose con el ropaje de la cama caliente e imaginó el frío en la campiña, al rato, tiritando, Maurice caminó el corto trecho que separaba su cama del baño. Se vio en el espejo y sonrió, mofándose de su propia facha.
El agua fría hirió con miles de agujas el rostro encendido. Humedeció el cabello y se peinó con esmero.
Tomó su abrigo y se lo calzó haciendo un movimiento con los hombros hasta que lo sintió cómodo.
Fue hasta el cuarto, abrió el viejo armario y tomó el fusil y las municiones.
Cuando abrió la puerta la mañana alpina lo recibió con toda la crudeza de noviembre. Desde lejos le llegaba el sonido de la metralla y las bombas.
Alzó el cuello del sacón, cogió su bicicleta y anduvo el serpentino camino del bosque que lo llevaba al frente de batalla.
A pocos metros de las trincheras el olor a pólvora y carne quemada le llegaron al paladar. No pudo evitar una mueca de asco, apoyó su bicicleta en el tronco de un árbol joven y marchó a la batalla.
Esa mañana de 1914 la guerra devoró la vida de Maurice. Con el tiempo el árbol devoró la bicicleta.

1 comentario: