PARTIR
Mario Ángel Alonso
Ahí estaba sentado yo, justo detrás de mi cuerpo y un poco más allá la punta de mi nariz.
En esas andaba cuando advertí mi aislamiento.
La morada que antes ocupara no era otra cosa que un bulto imperfecto que olía a carne en mal estado.
En esas andaba cuando advertí mi aislamiento.
La morada que antes ocupara no era otra cosa que un bulto imperfecto que olía a carne en mal estado.
Fue entonces que decidí partir.
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