ABANDONO
MARIO ANGEL ALONSO
Negligencia,
perpetuos abandonos.
No podré perdonar otra distracción.
A menos que me alcance con un ojal,
con uno enorme,
que haga sombras en mi camisa.
Acaso un torbellino sombrío
me remonte al cielo
y conduzca a perder el aliento.
¿Cuales serán las almas que me acompañen?
¿Cuales los espectros que me espanten?
Cuando las larvas se paseen a sus anchas
por el ajado capote,
continuará inmaculada mi estupidez.
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